Las campanas del reloj
marcan las diez,
un vaho tibio me cubre
y las horas resbalan
rotas, dispersas, desbocadas,
a jirones se deshacen,
hipócritas me miran
desparramando minutos
y segundos,
pétalos incoloros de tiempo,
vacíos de todo, llenos de nada.
Una lágrima detiene el minutero
y rueda las arrugas de mi cara,
mis ojos observan a la anciana
que llora gotas de polvo antiguo,
de sus ojos vidriados caen
estrellas que quieren volar.
El amanecer asoma
entre nubes y ramas,
el frío se cuela por la ropa delgada,
que sacudo de pastos y hojas.
Me entrego al camino polvoriento,
y sigo sin rumbo recogiendo
los segundos perdidos,
acomodo en mi espalda
las mustias alas
que la vida me dejó.
Silf20
©️ Sílfide20