Se adentra en mi canto
lavo su lengua con mi savia
emergen como pálidas gotas
sus licores que me embriagan.
Voy hundiéndome en su carne
y con hambre devoro
el pan de su cuerpo,
soy fuego, soy llama
lamiendo interminable
el fénix
que emerge entre sus piernas.
Intensamente suya
cabalgo en el corcel
de mi arrebato
briosa entre ayes y gemidos
rasguñando las gargantas
hasta alcanzar el grito
inmortal y bienherido
yaciendo recogidos
en uno sólo
nuestro hálito.
Sílfide2011
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