De
pie frente a mí,
tus
labios ocultan una semisonrisa
y
en tus ojos adivino el ardor
antiguo
que me enloquece.
Esas
manos súbitas de mago
deshacen
resueltas el cierre
y
un gesto desliza tus pantalones
hasta
el suelo.
Atrapo
tu arma, en el momento justo
que
busca mi cobijo
y
tu rostro sorprendido
se
entrega a mi pretérita usanza de
despojar
de recato tu trinchera.
Gime
oh dios de la opulencia!
derrama
la savia bendita de tus gónadas
en
el jardín voraz de mis anhelos
y
al ritmo loco de tu canto
exploto
en risa!
exploto
en llanto!
agónica
me concedo este orgasmo
de
mieles, licores y mareas
arrastrando
los escombros del naufragio.
Silf.13